Es que no me dais ni tiempo.
La "XXII Xira cicloturista Concello de Viveiro", la marcha más antigua de Galicia, comenzó con retraso, 20 minutos. En teoría eran 14 kms., neutralizados que se convirtieron en algo más de 20, y el total de la marcha, según la web eran 112 kms., pero mi cuenta marcó 130 a la llegada al último alto. El recorrido fue un auténtico rompepiernas, con repechos que hacían daño, 3 puertos y, sobre todo al principio, bastante viento en contra. Increíblemente llovió; ¡si daban buen tiempo! Ya antes de empezar la marcha se escapó alguna gota, luego, por momentos, llovió con ganas. Había alguna cara conocida que se desplazó desde Asturias, como nosotros.
En el primer alto se hizo un grupo de unos 12 ciclistas por delante entre los que íbamos Carlos y yo. Hubo una escapada de un sólo corredor que aguantó hasta el kilómetro 70, la verdad es que ya pensaba que iba a llegar sólo a Viveiro porque detrás íbamos de paseo salvo alguna arrancada que me pareció totalmente fuera de lugar. Coronando el segundo puerto alcanzamos al fugado y desde ahí hasta Viveiro rodamos juntos un grupo de 9 corredores, alguno de los cuales no hizo la subida final.
Ya en Viveiro de vuelta, casi sin pretenderlo, entro en cabeza. Un caos de tráfico mayúsculo. Giro a la derecha y comienzo la subida al alto de San Roque, unos 3 kms., al principio con adoquines y luego asfalto, con un par de rampas verdaderamente duras. Desde el principio de la marcha arrastraba un problema con el cambio que me impedía usar el 23, me lo intentaron arreglar y al final tampoco podía usar el 21, así que subí con el 25 o el 19, lo cual fue un gran inconveniente. A la mitad de de la subida me adelantaron un par de corredores y no hubo más novedad hasta el final.
La jornada se remató con una abundante espicha y entrega de trofeos en un restaurante con todo muy cuidado.
Carlos, ¿qué hiciste con mis piernas? parece que estoy levitando.